lunes, 20 de julio de 2009


Supongo que ya no puedo decir nada al respecto.
Creo que esto ya ha tocado fondo hace mucho tiempo. Más del que yo pensaba.
Parece mentira que ahora, poco a poco, me esté dando cuenta de lo que ha estado pasando a mi alrededor durante los últimos años de mi vida.
Y creo también que una vez tocado el fondo, hay que doblegar las piernas e impulsarse hacía arriba con todas las fuerzas que conserves después del amargo y fatigoso descenso.
Ahora tampoco es el momento de preguntar porqués ni de buscar culpables.
Porque culpables, son todos aquellos que por un segundo participaron en esta locura.
Tu, yo, la primavera, la inocencia, los vecinos, el sol e incluso las ganas de ver lo que no existía.
Todos y cada uno de ellos tienen la culpa de la palabra nosotros.
Así que desde el más sincero sentimiento de madurez que florece en mi, hoy te puedo decir que nunca, jamás te podré echar en cara nada.
Que no fue culpa de nadie que el amor no tocara a tu puerta preguntando por mí.
Y que si finalmente has conseguido lo que tu de verdad querías, que es ella, me alegro.
Me alegro que al menos tú hayas podido encontrar lo que yo todavía sigo buscando desde aquella lluviosa tarde de abril: la paz.




Dedicado a la melodía que un día conseguiste extraer de esta vieja guitarra sin cuerdas.
Lidia V.
20/7/09

1 comentario:

  1. Me ha encantado leerte y descubrirte... me quedo por aqui si me lo permites leyendote, vale?

    besotes de esta peke.

    pd. te espero por mi rincon con una taza de cafe, si gustas...

    ResponderEliminar